lunes, 24 de febrero de 2014

El placer de escribir...sobre cualquier cosa

Lo bueno de tener un blog creado -y olvidado- es que siempre está ahí. Como una pequeña caja de discretos colores en la que puedes meter cualquier cosa que solo volverás a ver cuando un día buscando otro objeto, caiga en tus manos. 

Sin embargo, en ocasiones, esa caja con polvo puede ser pintada con colores llamativos -como las americanas de Corbacho o las chaquetillas de Chicote- y convertirse en tu lugar favorito donde guardar cosas. En eso quiero que se convierta 'Un cuerdo de atar'. En una caja llena de colores, lentejuelas -de ahí la posibilidad hortera y bizarra de algunos posts- y fotos pegadas. 

Hace tiempo que tengo ganas de escribir. ¿De qué? De cualquier cosa. Ya que el tema laboral va como va, y puestos a escribir gratis para otros, prefiero invertir mi tiempo en escribir para mí (y para quién me quiera leer). 

Me gustaría vender este blog de una forma persuasiva y espectacular. Pero ni yo mismo se que voy a escribir. Hablaré de cine, de televisión, de mis proyectos, de mi NO proyectos. De mis viajes, mis idas y venidas -de olla-. 

Es muy posible -para que les voy a engañar- que no vuelva a escribir en dos semanas, en dos meses o en medio año, pero me gusta tener un lugar en el que plasmar lo que me pasa por la cabeza. Estoy seguro que los blogs dejaron de estar de moda, que twitter se ha comido todo lo masticable y ha engullido lo que no. Sin embargo este blog me va a servir de terapia. 
El auto-psicoanalisis de un cuerdo de atar.



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